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VENTANA DE AVISO


AVISO Si trabajas el 20-N tienes derecho al cobro de unas horas. Recuerda, en el momento de votar solicita en la mesa electoral tu justificante de asistencia para presentarlo en la empresa.

jueves, 31 de marzo de 2011

prueba

11/Encuesta en vigor del 8/03/11 al 4/04/11
¿RENUNCIARÍAS A LOS INCENTIVOS A CAMBIO DE DESCARGARTE DE PRESIÓN Y DE TODAS LAS OBLIGACIONES INHERENTES QUE ESTOS CONLLEVAN?

SI, MAÑANA MISMO (43 votos, el 70 %)
SOLO LOS MODIFICARÍA (10 Votos, el 16 %)
TENGO QUE PENSARLO (0 Votos, el 0 %)
VOLVERÍA A LOS ANTIGUOS (4 votos, el 6 %)
NUNCA, ES UNA PASTA (3 Votos, el 4 %)
HAY QUE AGUANTARSE (0 votos, el 0 %)
YO NO TENGO PRESIÓN (1 votos, el 1 %)


VOTOS TOTALES: 61

Conclusión: La pregunta que nos propuso el compañero GOLOSINER@ ha tenido una respuesta arrolladora, el mayor porcentaje de cuantas preguntas hemos hecho, y la respuesta vuestra ha sido SI, MAÑANA MISMO. Eso deja bien a las claras el hastío de los trabajadores, expendedores y encargados, aquí entran todos, por que los dos lo sufren, los primeros por que sacan las castañas del fuego, y los segundos por que proporcionan las castañas y se preocupan de atizar la lumbre, amén de llevar listas de ranking y otras zarandajas.
A todos nos hace falta el dinero, por lo que la opinión de renunciar es más dramática de lo que a simple vista se desprende. Para la empresa posiblemente seamos vagos por que rehuímos trabajar más para obtener más beneficio, pero hay que contemplar el hecho desde otra perspectiva, la de que el precio que pagamos no se compensa justamente. Se nos juzga sin contemplar que tanta evolución nos ha perjudicado, tenemos el doble de trabajo, y cobramos un poco más tan sólo que hace años. Toda la evolución en nuestras condiciones laborales ha sido hacia peor, bueno, sólo tenemos una cosa buena de todo este progreso: Ya no tenemos que medir todos los días, ahora hay sonda, el resto,  regresión.

Para los encargados misma ración de involución, ya no realizan el Libro azul, pero la progresión de la informática no les ha privado de tener que confeccionar otros muchos engorrosos listados y un sin fin de tareas accesorias.

Osea que el tiempo no ha traído mejores condiciones, solamente doble cuota de obligaciones y trabajo, por eso la avalancha de votos.

Dentro de esa teoría, estarían también los que los modificarían (16 %), y los que volverían directamente a los antiguos (6 %). Es decir, de cada 20 trabajadores, sólo uno estaría dispuesto al sacrificio (considerando que aquel que no tiene presión haya votado en serio).

Un 95 % de los trabajadores, es mucha cantidad de vagos para un solo colectivo, ¿No será que la empresa se está pasando en la presión?

Un poquito hasta las narices (Campsared Blog)






lunes, 28 de marzo de 2011

el pder dl anll YA

Ser encargado es dar un paso al frente con los ojos cerrados, adentrarse en un parque jurásico armado con un Convenio Sindical y unas ensoñaciones poéticas, atributos  que pierdes pronto, ambos, en tu lucha por la supervivencia.
En tu forzado mimetismo, pasas a formar parte de la jungla, te conviertes en una pieza más en esa fauna depredadora que constituye el mando y aún no lo sabes.
Entre las muchas cosas que dejarás en el camino están la honestidad, la solidaridad y por supuesto, tu valor.
Has vendido tu alma por un puñado de lentejas, y entregas tu ilusión envuelta con papel de regalo. Visto y no visto. En realidad, pasas de estar jodido, ha estar 'jodido plus' (be fucked + ), una mejora en sueldo que a veces no compensa pertenecer al lado oscuro, o si, por que también están las fiestas y congresos, que aunque son pocos en época de hambre, hay temporadas  que son bien recibidas y hasta te sientes importante, como un pollo en el horno, como la lechuga de un  sándwich, una celebridad que huele a naftalina, a cuarto de los trastos.
El miedo se reinventa, se vuelve compañero y colega, eres el novio o novia de la muerte, cualquier crujir de pasos, cualquier llamada intempestiva,  cualquier email de letras gruesas puede ser el tiro de gracia, pueden llamarte a filas en el frente, y a ti te gusta la intendencia, temes volver a las trincheras como si fuesen fosos llenos de cocodrilos. Te vuelves precavido y receloso, te pones cinturón hasta para ir al baño, buscas un airbag y unas coordenadas, no quieres estrellarte de ninguna manera ahora que perteneces al  establishment. Archivas las doctrinas en carpetas definitivas y cruzas los dedos cuando suena el teléfono. Ahora que te ha tocado ir por la lana, lo que  no quieres es salir trasquilado. Has elegido vivir sobre el alambre.

Mi Jefe de Zona (Campsared Blog)
Juegas con pocas cartas favorables, y eso provoca un miedo subcutaneo, hace que un buen puñado de encargados, sean pusilánimes y  acogotados,  justificándose dicha postura, en el hecho innegable de que pisan sobre terreno pantanoso, entre penumbras, sin brújula y en solitario, como viajeros en una dimensión desconocida, como un explorador en busca de King Kong.
Y en nada ayuda saber que el propio satanás te dió la bienvenida al submundo disfrazado con su piel de cordero, a sabiendas que esa bondad fingida no durará mucho, que pronto aquel infierno incandescente se mostrará tal cual, y lo que no queremos es quemarnos. Conocemos tantas leyendas de 'hombres lobo' devorando encargados, que no nos apetece es ser los próximos que entremos en menú.
Eso acobarda aún más. Cada encargado es una virgen en su primera relación, aunque lo nieguen, y su acojone es visceral. Esto les lleva a andar con secretitos, con mentiras, es su prueba de fe ante Mefistófeles (¿Estoy demasiado influenciado por Halloween o me lo parece a mi?).  Esconden codiciosos, como una fórmula de eterna juventud, todas las circulares o rumores, los gritos de colegas, las protestas, incluso los derechos.  Hacen luces y sombras tratando de proteger su asiento de forma codiciosa. Se vuelven superiores y mezquinos, como si la justicia saliera de su sueldo.

Pierden la humanidad, cuando se adentran en la jungla, dejan atrás la integridad, y la nobleza, la honradez y el honor, y desde luego aquel convenio sindical que al principio portaban bajo el brazo como las tablas de la Ley, un símbolo de decencia. Comienzan a filtrar sus mensajes discriminando la palabra de dios bajo su propia traducción. Han elegido cruz en la moneda, y tu eres un don nadie para participar en ese juego Sus órdenes son en voz alta, las contraórdenes siempre son en voz baja y misteriosa, envenenada y traicionera. Son órdenes que reptan silenciosas y que te inyectan su veneno de forma inesperada.
Los secretos que cuidan sólo protegen intereses oscuros. Al sol, hasta el infierno parece un balneario, pero hay que estar atento.
Quienes participamos o hemos participado del hermetismo de la empresa estamos aceptando el juego de traiciones, la red de redes que despliegan sus arañas en cada zona.
La comunicación es nuestra fuerza, la unión es nuestra fuerza, los encargados y los expendedores somos el mismo bando, la colaboración y el diálogo nos fortalece, la guerra de guerrillas sólo beneficia a la empresa. Si no aprendemos eso por que nos ciega la codicia de ser el perro predilecto en la jauría, estaremos dando pasos atrás en la búsqueda de nuestra justicia laboral, esa que vindicamos tan frecuentemente.
El oscurantismo sólo beneficia al poder. Es una lástima que la serpiente que nos ofrece la manzana, sea tan terriblemente tentadora, y su fruto tan aparentemente apetitoso.
Un encargado en ciernes, es un pececillo en el cebo. Muestra sus dotes llamando la atención, y haciendo reverencias varias veces al día. Los tiburones le permiten vivir por que se trata de una elemento inocuo, sin importancia ni interés.  Cuando se cansan lo devoran de una sentada.  A encargado muerto, encargado puesto, el ascenso a encargado (ese sillón de la oficina), es un regalo envenenado dijo SAM, una manzana lustrosa que se aprestan a degustar sin precaución, sin encomendarse a ningún santo, pretendiendo brillar en la constelación de estrellas rutilantes de la empresa. Pero una bruja dejó en la puerta esa manzana, tal vez la misma  de aquel arbol prohibido del Eden. La tentación es fuerte.

Los sinsabores no pueden dominar la irresistible fragancia del poder, es un instinto furibundo y animal, un estado de celo que les aferra contra vientos y tempestades a su puesto.
Hay que probar el tacto del anillo alrededor del dedo, para embriagarse del poder, aunque conlleve renunciar a tus principios de libertad, compañerismo y equidad que siempre pretendiste.
¿Qué tendrá ese sillón que que aunque te duela engancha tanto?

Me gusta ser encargado  (Campsared Blog)